2.- El reinado de Alfonso XIII

Alfonso XIII

Cuando Alfonso XIII es proclamado Rey de España, en Marzo de 1.902, el sistema político de la restauración no se encuentra en su mejor momento. Tan solo cuatro años antes, en el fatídico 1.898, se habían perdido los últimos territorios de ultramar (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) tras una humillante derrota sufrida frente a la potencia emergente de E.E.U.U. Este descalabro provoca una grave crisis y abre un debate público en el que políticos e intelectuales intentan averiguar sus causas y se buscan posibles soluciones.

Cnovas del Castillo

Antonio Cánovas del Castillo, político que organizó en 1874 el regreso de la
dinasta borbónica a nuestro país, e inspiro la constitución de 1876, que dará  paso al periodo constitucional más estable hasta la fecha, es asesinado por Michele Angiolillo un anarquista italiano en 1897. Si el padre del nuevo rey, Alfonso XII, que reinó hasta 1885, fecha de su prematura muerte, y su madre, María Cristina, reina regente hasta su mayoría de edad, habían disfrutado de la tranquilidad política que acompaña al sistema ideado por Cnovas, el nuevo monarca alcanza la jefatura del estado en un momento en el que los síntomas de desgaste de un modelo basado en la alternancia pactada entre los dos grandes partidos políticos comienzan a ser palpables.

El siglo XIX español haba diferido en poco a otros países europeos. Tras la invasión napoleónica de 1808, la lucha entre liberales y partidarios del antiguo régimen fue la constante que a través una poca llena de conflictos, algaradas y pronunciamiéntos y otras manifestaciones diversas de la violencia política reinante. Esta lucha se manifestara en la contienda inicial entre los liberales partidarios de la Pepa (constitución de Cádiz, 1812) y los absolutistas atrincherados del lado de Fernando VII, y tendrá su continuación practicamente en la totalidad del siglo en las diferentes guerras carlistas.

Isabel II

Unos, los liberales, se caracterizaron por defender la preeminencia del parlamento sobre el rey, que bajo al formula de monarquía constitucional conservaba buena parte de su poder, a la vez que la vigencia de derechos y libertades; mientras que los absolutistas , por su parte, rechazaban la idea de representación y eran partidarios del gobierno del monarca, sin licitación alguna, y del papel principal de la iglesia católica en el juego político.

Isabel II se apoyó en los liberales para combatir a los carlistas que, respaldados por la iglesia y los sectores más ultraconservadores de las zonas rurales de Navarra, Vascongadas, Cataluña y Argón, pretendan restablecer un sistema absolutista que llevaba décadas disolviéndose. Junto a esta contienda, la creación de una administración estatal estructurada (esto llevó a la división provincial en 1833) y de una conciencia nacional latente fueron los dos fenómenos que, con mayor o menor éxito caracterizaron la acción política de dicho periodo.

Sagasta

Llegada la Restauración, el liberalismo se haba impuesto de forma natural, incluso siendo apoyado por la iglesia católica, que considero evidentemente más oportuna la participación en el sistema que su posición.. A pesar de que el sufragio se hizo universal (masculino) en Junio de 1890, el sistema político se apoyó en una ficción democrática mediante la cual se elecciones no competitivas que permitan una alternancia en el poder constante de los dos grandes partidos, el liberal y el conservador;  Sagasta al frente de los liberales y Cnovas del los conservadores, se turnaron sucesivamente en la jefatura de gobierno. Esto era posible gracias al caciquismo, los caciques verdarderos empresarios de lo político, conseguían el voto para tal o cual a cambio de favores de todo tipo (un cargo, una licencia, un destino en el servicio militar, un tramite administrativo...) que eran devueltos en forma de voto y apoyo incondicional. Ni que decir tiene que la existencia de esta corrupción del sistema se conseguía y mantenía gracias a la inacción social y la ausencia de opinión pública.